SALA DE ESPERA.

Julio Alfredo Egea

Colección "Genil". Excma. Diputación Provincial de Granada, 1983

La partida

Alerta         

 

LA PARTIDA 

                                                                                   

Estás sentado, Cristo, con sosiego de pastor en descanso,

el cayado colgado, la túnica de fiesta,

el café, el cigarrillo,

el transistor trayendo su necesaria música

desde alguna remota emisora instalada

en auroras estables.

Sentado enfrente, Cristo, al otro lado de la mesa,

con mi jersey de niño del año treinta y cinco,

mis trenes de juguete,

los nidos alcanzados de la rama más alta,

mi caricia secreta a unas trenzas de niña,

el beso de la madre alándome la frente...

Barajo, doy, la muestra pone tristes tus ojos.

Tiemblan entre mis manos espadas, copas, oros

y bastos. Yo no acierto

con las reglas del juego.

Ha cruzado la estancia un tiburón de sangre.

He bebido en la copa de otros reyes, quedando

reflejado en un loco carrusel de monedas.

He visto multitudes con la espalda llagada.

Con un guiño o acaso con un tirón de lana

me arrebatas los ases,

soy feliz con la sota por un momento, pronto

tu caballo de fiebre me la rapta. He robado

el rey de espadas, tiemblo

sosteniendo en las manos mi abanico de dudas.

 

Quiero hacer trampas, señalar los ases

con la frágil materia de las uñas.

Estoy sin triunfo y esta es la tristeza.

 

Me cercan pleitas cuando tu entrecejo

corta el paisaje enfurecido y salgo

a la puerta buscando mi equipaje

de borrascas, y encuentro

tan sólo el resplandor de tus sandalias

de llegada. Retorno

hasta la mesa, cojo la baraja,

vuelvo al juego, sonríes.

 

Me ganas el penúltimo latido,

quiero perder el último, lo dejas

para otra partida. Gano un vidrio

azul para perdones y entrevistas,

pijamas de colores para el sueño,

calandrias que me enjaulo en el costado,

redes, escalas, cintas, gallardetes,

botiquines de urgencia, siemprevivas,

mi vocación de girasol perdido...

Recupero un columpio de la infancia,

gano una pluma de ángel, la cometa

que perdí en las traiciones del verano,

aquel sueño de mar donde Tú estabas,

un programa de metas, la alegría

del seguro retorno de los pájaros

en el rodar del tiempo repetidos.

Ganas túneles densos,

túneles que cavé cuando la aurora

pensé encontrar raptada tras los montes.

Me ganas la sonrisa encristalada,

el concilio tenaz de las rapaces,

un retazo de mar que hice sudario,

el disfraz de la voz, una paloma

que hizo crespón su vuelo en mi palabra

y ahora regresa libre de ventiscas,

buscando pistas, hombros desvalidos

en donde amorizar, llagas presentes

para el plumón candeal dejar inmóvil

Vuelve a echar, Camarada, pon las cartas

boca arriba si quieres, ya no tengo

un miedo de pagodas y de eclipses,

tampoco se abre un círculo de asombros

en mi interior mirada. Sigue el juego.

 

Un as de amor decide la partida.

Siento la eternidad de haber perdido.

 

ALERTA

Nos conocerán sólo por la manera de repartir el pan,

de acercar ríos,

de abrir las puertas en la noche,

de echar un manto antes de la escarcha,

de alzar martillos sobre los grilletes,

de cubrir sangre quieta,

de deletrear cristales,

de dar una palabra como un fruto,

de segar las ortigas,

de prender nuestros besos en la fusta,

de retornar sonrisas,

de sujetar tormentas,

de izar el salmo sobre la agitada

sangre de los caminos, sobre el último

traspiés en que la carne se derrumba.

 

 

 

 

 

 

 

 

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Julio Alfredo Egea

www.julioalfredoegea.com