MUSEO. Julio Alfredo Egea Colección "Alcaraván". Arcos de la Frontera, 1962 |
(Homenaje a Velázquez)
Arcabuces y caballos.
Carlos, felipes
posando
¡tan serios!¡tan estirados!
Soñando
que todo el mundo lo ocupa
el corazón de un venado
o un tobillo nacarado.
¿Hasta cuándo...?
España grita y golpea
sobre un tambor desolado.
Aparecen en manada
bufones y jorobados.
España suda en la fragua
de Vulcano
y delira coronada
de pámpanos.
Cobre de España que explota
en carambola de nardos.
El sol hila
la luna de los ganados
y niega noche.
Cereza y oro una infanta,
laguna de verdes claros.
Arcabuces y caballos.
Carlos, felipes
posando.
Una voz grita entre lanzas:
¿Hasta cuándo...?
Dios extendió sus manos
cuando era el mundo un gran topo de arcilla.
Fluyeron de sus dedos
estrellas y colores.
Supo el hombre
que era su sangre de color lamento.
El divino pincel trepó hasta un aire
poblado de romeros y esmeraldas.
Esparció un sol que se hizo
oro, melancolías y limones.
Derramó sobre el mundo
un gran cesto repleto de naranjas.
Besó el cielo y el mar
y se abrió al mundo
una flor con color de lejanía
deshojada por alas de gaviota.
Después todo lo unió y una nevada
limpió la tierra y la tornó novicia.
Pero quedó la noche
como un inmenso párpado caído,
perforado de estrellas y violines.
Dios descansó y soñó,
dejó olvidada
su paleta de sol en una nube.
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Julio Alfredo Egea